viernes, 6 de noviembre de 2009

Desenpolvando a Neruda


- ¿Dónde estás?
- En la oficina. ¿Cómo van?
- Con todo. ¿Te lanzas?
- Dame la dirección, llego a las 6.

No fué a las 6 sino hasta las 8 cuando bajé del elevador, viré a la izquierda y vi el adorno en pedrería que decía "Familia Ramos". En ese momento entendí el sms : "Traete hielos, unos cigarros y a la Sra. Ramos". Típico de ellos. ¿Porqué no me sorprende ver una puerta abierta, percibir un mal olor y oir a Zoé?. Deja vú. Lo único diferente es que ahora sucede en el D.F. y no en Aguascalientes.

Entro y alguien me saluda: Neruda, ¿qué tranza .... ? Sé que completa la frase pero no lo escucho, estoy en shock. Ya hace más de un año que no oía ese nombre, ese apelativo que sólo pueden comprender aquellos que gozaron y sufrieron sus acciones. Por suerte el 99% de los afectados están a 508.5 km de distancia.

Si esa reunión, celebrada a inicios de octubre, pudiera compararse con un aquelarre sin duda ese primer saludo sería el embrujo que vino a despertar a ese alter ego que estaba escondido, guardado y bajo llave. Desde ese día, y durante todo un mes, poco a poco empezó a mostrarse. Fue sutil, discreto y por si fuera poco contundente, yo seguía preguntándome si su regreso era factible cuando ya estaba enfrente de mi.

Si pudieran verlo caerían en cuenta de sus ropas raídas, del polvo sobre su pelo y su faz, de su postura que refleja letargo y de su andar lerdo. Pero no se equivoquen, es sólo la apariencia. Tal como su fuera un vinyl , seguro de Soda Stereo, que ha sido guardado por años basta con limpiarlo un poco y ver que por dentro está intacto. Yo no me engaño. Así, cabizbajo como está, puedo ver su mirada, esa mirada que ya he visto antes y que es capaz de desatar un huracán.

¿No me creen? No los culpo. Yo tampoco lo creí hasta que hace poco me dejó un par de víctimas.

Está aquí y ,con cierto miedo, me alegro de que haya vuelto.

Bienvenido seas, Neruda.


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